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Jerusalén es atacada otra vez

29 Después de dos años, el rey Antíoco envió a uno de sus ministros a cobrar los impuestos a las ciudades de Judea. Ese ministro llegó a Jerusalén acompañado de un ejército muy grande. 30 Al entrar en Jerusalén, este ministro quiso ganarse la confianza de los que vivían en la ciudad; por eso les habló con mucha amabilidad. Pero, cuando los israelitas menos lo esperaban, ese ministro y su ejército atacaron la ciudad y mataron a muchos de sus habitantes.

31 Luego destruyeron las casas, derribaron y quemaron la muralla que rodeaba la ciudad, y se llevaron todas las riquezas que allí había.

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